Use de preferencia aceites vegetales y disminuya las grasas de origen animal
Los lípidos se relacionan con el desarrollo de numerosas enfermedades nutricionales y contienen dos veces más de calorías que los carbohidratos y las proteínas. Pueden ser combustionados rápidamente a nivel hepático, o llevados al tejido adiposo como reservas, forman parte de membranas celulares, tienen funciones de regulación y determinan el sabor agradable o desagradable de las comidas y la sensación de saciedad.
El colesterol es un tipo de lipido muy importante, nuestro organismo tiene la capacidad de elaborarlo y también de recibirlo de la ingestión de los alimentos de origen animal, se utiliza para elaborar Vitamina D, hormonas y ácidos biliares. Se transporta en la sangre como lipoproteína de baja densidad (LDL) Low density lipoproteína, que son las que contienen más colesterol y triglicéridos y menos cantidad de proteínas (colesterol malo) y de alta densidad (HDL) Higth density lipoprotein que contiene relativamente más proteínas y menos colesterol y triglicéridos (colesterol bueno).
La relación entre HDL-colesterol y LDL-colesterol es importante para determinar riesgo cardiovascular. El consumo de colesterol dietario eleva el colesterol sanguíneo y el LDL colesterol, pero su efecto es variable dado que existen individuos muy sensibles y otros que no son afectados por el colesterol dietario. La ingesta máxima de colesterol recomendada es de 300 mg al día.
Los ácidos grasos contenidos en los triglicéridos pueden ser del tipo saturados o insaturados. Los ácidos grasos saturados, se encuentran contenidos fundamentalmente en alimentos de origen animal, elevan el colesterol circulante y los niveles de LDL colesterol. Los ácidos grasos insaturados se encuentran en aceites vegetales y de pescado. De estos últimos algunos son ácidos grasos esenciales, es decir, los que no pueden ser elaborados por el organismo y por lo tanto deben ser suministrados por la dieta, los cuales tienen acciones importantes en el organismo, como el transporte y metabolismo de las grasas, así como en la inmunidad y conservación de la función e integridad de las membranas celulares. Existen dos clases de ácidos grasos esenciales polinsaturados: los ácidos omega 3 y omega 6.
El omega 3 actúan sobre la agregación plaquetaria (coagulación), en la respuesta inflamatoria, alergia y contracción del músculo liso, regula la síntesis de neurotransmisores, la mielinización, la sinaptogénesis, la formación de la retina y también se lo ha relacionado con el desarrollo del aprendizaje y la inteligencia.
El omega 6 se encuentra en aceites de origen vegetal como maravilla, pepa de uva y maíz. Su consumo baja el nivel de colesterol total y de LDL. Las paltas, aceite de oliva y aceitunas poseen ácidos grasos monoinsaturados, los que tienen un menor efecto reductor del colesterol pero elevan el HDL, disminuyendo de este modo el riesgo aterogénico.
El consumo de cantidades elevadas de ácidos grasos saturados contribuye a elevar el nivel de colesterol en la sangre, mientras que el consumo de ácidos grasos polinsaturados y monoinsaturados tiene un efecto reductor del colesterol.