Memoria Inmunológica
La formación de células de memoria de todos los tipos de linfocitos que intervienen en la respuesta inmunitaria, tras un primer contacto con el antígeno (reacción inmune primaria), permite que la reacción inmunológica sea mucho más rápida en un segundo contacto, incluso, varios años después del primero (reacción secundaria). Esto se puede comprobar midiendo los niveles de anticuerpos presentes en un organismo en ambas situaciones (Figura 10).
– Reacción inmune primaria. Tras la exposición al antígeno hay un breve periodo de latencia durante el cual éste es identificado y los linfocitos comienzan a multiplicarse, momento en el que la producción de anticuerpos sigue una fase logarítmica, durante varios días, hasta llegar a un nivel máximo. A partir de este momento, se inicia una fase de declinación durante la cual la concentración de anticuerpos va disminuyendo hasta alcanzar un nivel muy bajo. Los anticuerpos formados en esta primera reacción son principalmente de tipo IgM.
– Reacción inmune secundaria. En un posterior contacto, el período de latencia es más corto y la producción de anticuerpos es más rápida y mayor, y la fase de declinación, más lenta. En esta reacción secundaria, los anticuerpos que se sintetizan son en mayor proporción de tipo IgG.Igualmente, se ha comprobado que en una segunda exposición, la afinidad de los anticuerpos por el antígeno es mucho mayor y la cantidad de antígeno necesaria para provocar la respuesta es mucho menor.
A esta capacidad de respuesta inmunológica a un antígeno, más rápida y eficaz, tras un primer contacto con él, se la conoce como memoria inmunológica.