Intestino grueso
Anatómicamente, el intestino grueso se encuentra dividido en ciego, colon, recto y ano (Figura 18). El intestino grueso no secreta enzimas digestivas. La principal función de este segmento es la de absorber el agua de las materias sin digerir, por lo que se absorbe sólo el agua que no alcanzó a absorberse a nivel del intestino delgado. La absorción de agua contribuye a aumentar la consistencia del contenido intestinal hasta que éste adquiera el estado semisólido característico de las sustancias que pasan desde el intestino delgado al grueso.
La defecación o vaciamiento del intestino grueso es un acto reflejo cuyo estímulo desencadenante es la distensión de las paredes del recto por acumulación de materias fecales. Cuando este reflejo se presenta, aparecen ondas peristálticas en el colon terminal y recto, que relajan el esfínter anal interno. Si el esfínter anal externo es relajado voluntariamente, se produce la defecación.
Las materias fecales o heces contienen agua, alimentos no digeridos, ciertas sustancias excretadas por el organismo y una gran cantidad de bacterias muertas. La presencia de estas últimas se explica porque el intestino grueso aloja una enorme población de bacterias que constituyen la flora intestinal. De estas bacterias, la más conocida es la Escherichia coli, especie que los biólogos utilizan a menudo en sus experimentos de genética y bioquímica. En el intestino grueso, la flora bacteriana normal metaboliza los desechos de putrefacción y fermentación, lo que genera los gases intestinales y contribuyen a producir el olor peculiar de los excrementos. Estas bacterias también sintetizan algunas vitaminas del complejo B y vitamina K, que luego son absorbidas por el intestino grueso. Es importante recordar que los antibióticos administrados por vía oral, pueden perturbar la proporción natural de la flora bacteriana, lo que posibilita el desarrollo de otras bacterias capaces de provocar trastornos orgánicos.
Finalmente, durante el día ingresa al tubo un volumen muy grande de sólidos y líquidos. El origen de este material en tránsito es la alimentación y también las secreciones digestivas. La regulación del tránsito depende de factores tanto nerviosos como hormonales. La figura 19 resume el balance de líquidos que ingresan, se reabsorben y se pierden en el proceso digestivo y la figura 21 (Página 19) resume los cambios que sufren los nutritientes en cada segmento del aparato digestivo.