Complejo mayor de histocompatibilidad (MHC)
El trasplante de órganos es un procedimiento quirúrgico utilizado para remplazar uno o más órganos o tejidos enfermos de un individuo por otros sanos provenientes de un donante vivo o fallecido. Un trasplante es exitoso cuando no ocurre una reacción de rechazo por parte del organismo receptor. La causa de este rechazo se halla en el sistema inmune del receptor, que reconoce como un elemento extraño al órgano o tejido trasplantado y lo ataca con el fin de eliminarlo del organismo.
La reacción de rechazo está relacionada con un grupo de glicoproteínas expresadas en la superficie de todas las células de los mamíferos, llamadas moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad o MHC (del inglés major histocompatibilíty complex).
El complejo mayor de histocompatibilidad dice relación con la aceptación o rechazo de tejidos. En esta propiedad se basa el éxito o fracaso del transplante de órganos.
El complejo mayor de histocompatibilidad es altamente polimórfico, es decir, cada gen que codifica para las proteínas de este complejo posee gran cantidad de alelos (formas distintas para un mismo gen). Así, existe una inmensa variabilidad en la estructura de las MHC y cada individuo tiene una combinación característica que es reconocida como propia por su sistema inmune.
Existen dos tipos de moléculas MHC involucradas en el rechazo de órganos trasplantados: las MHC de clase I y clase II. Las moléculas de clase I se expresan en la superficie de todas las células de un individuo (excepto en los eritrocitos), lo que permite que los linfocitos T reconozcan a las células que las poseen como parte del organismo. Las moléculas de clase II son expresadas solo por células del sistema inmune (células dendríticas, macrófagos y linfocitos B) y se unen a antígenos (por ejemplo, antígenos de microorganismos o de otros individuos en el caso de los trasplantes).
Las moléculas MHC de las células del órgano o tejido transplantado actúan como antígenos para el sistema inmune del individuo receptor y desencadenan la reacción de rechazo que involucra respuestas tanto humorales como celulares. En la respuesta humoral, los linfocitos T colaboradores secretan interleuquina 2 (IL-2) y otras citoquinas, las que inducen la multiplicación de otros linfocitos y estimulan la respuesta de las demás células del sistema inmune, respectivamente. En la respuesta celular, los linfocitos T citotóxicos reconocen a las células del órgano trasplantado y las destruyen por contacto directo, y los linfocitos B sintetizan anticuerpos específicos contra los antígenos.
Terapia de prevención del rechazo
Para disminuir la probabilidad de rechazo de un trasplante se deben tener en cuenta factores del donante y del receptor. Entre el donante y el receptor debe existir la mayor histocompatibilidad posible, para ello se realizan análisis del tipo de MHC que poseen sus células y del grupo sanguineo.
Los factores del receptor están relacionados con la respuesta inmune que va a generar contra el transplante. Fundamentalmente, el individuo receptor es sometido a un tratamiento inmunosupresor que disminuye la actividad del sistema inmune al detectar un elemento extraño, en este caso, el órgano trasplantado, impidiendo su rechazo. Generalmente estos tratamientos son de por vida.
Tipos de trasplantes | |
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Autotrasplante | Donante y receptor son la misma persona. Se utiliza en el trasplante de tejidos como la piel, tejido óseo, vasos sanguineos y medula ósea. |
Isotrasplante | Donante y receptor son gemelos monocigóticos. Debido a que ambos individuos son genéticamente idénticos, se evita totalmente el rechazo del trasplante. |
Alotrasplante u homotrasplante | Donante y receptor son individuos de una misma especie pero de distinta constitución genética. |
Xenotrasplante o heterotrasplante | Donante y receptor son de especies distintas. Por ejemplo, la utilización de válvulas cardiacas de cerdos en humanos. |