Función conductora de impulsos hacia y desde el encéfalo
Función conductora de impulsos hacia y desde el encéfalo:
Vía ascendente o sensitiva (posteriores)
Los nervios raquídeos (espinales) contienen las fibras nerviosas sensitivas que van hacia la médula espinal, estas ingresan a la médula por sus raíces dorsales, estas fibras sensoriales tienen su soma neuronal en el ganglio espinal y el axón en la médula espinal, sinapta con los somas de otras neuronas.
Si el axón de la neurona sinaptada cruza en el mismo segmento y sube formando el cordón lateral, anterior o ventral, llegará al tálamo donde hará el relevo sensorial, es decir, el impulso pasará a través de una sinapsis a una neurona talámica que lo llevará al área sensorial primaria o somestésica de la corteza donde el impulso generará una percepción.
En general, la información sensorial se elabora en forma cruzada, porque la vía sensitiva cruza al otro lado de la médula. Este cruce puede ocurrir en el mismo segmento en que la neurona sensorial entra a la médula espinal, algunos segmentos mas arriba o en el tronco encefálico, especialmente en el bulbo raquídeo.
Vía descendente o motora (anteriores)
Está constituida por dos tipos de tractos (conjuntos de fibras nerviosas) los piramidales(originados en las neuronas piramidales de la corteza y los extrapiramidales (originados en otras zonas de la corteza cerebral y áreas subcorticales). Estas neuronas son llamadas neuronas motoras superiores, que sinaptarán con las neuronas del asta ventral de la médula espinal (neuronas motoras inferiores). La mayoría de los impulsos originados en la corteza cerebral motora son iniciados por las áreas de asociación para el “movimiento voluntario”.
La adecuada función muscular (coordinación, balance, respuesta a estímulos visuales y auditivos) se complementa por la vía descendente llamada extrapiramidal, que lleva la información motora desde varios núcleos en el tallo cerebral (tronco encefálico). La separación de ambas vías por sus efectos no es fácil. En general los tractos piramidales controlan los movimientos finos del cuerpo, y los extrapiramidales tienden a modificar las contracciones musculares relacionadas con la postura y el balance.
Algunos tractos extrapiramidales son más bien inhibitorios que excitatorios. Cerca del 80% de las fibras piramidales se entrecruzan al lado opuesto (haz piramidal cruzado) en el bulbo raquídeo, las fibras restantes descienden como “haz piramidal directo”, cruzándose poco antes de su terminación en la médula espinal.